Bajo la serie No hay mudanza se recogen una serie de cuadros que corresponden con nuestra vinculación con la galería Buades de Madrid en los años 1994 y 1995. Desde el punto de vista formal, estos cuadros formulan un lenguaje figurativo entendido como enunciación de lo que pretenden ser imágenes elocuentes. Lenguaje basado en el uso selectivo de los recursos representacionales, el principio compositivo propio del collage y la estrategia creativa, cercana a la poética surrealista, conocida como dépaysement o extrañamiento, en la que los objetos representados son extraídos de su contextos habituales y se enfrentan en una imagen que intenta generar un significado nuevo, provocar una visión distinta de la realidad cotidiana.
Se pretendía ajustar los medios pictóricos a este juego retórico con el fin de encontrar metáforas sugerentes y precisas que expresaran la reflexión sobre la condición humana, en su ámbito privado y colectivo, que las obras pretendían ser. Reflexión sobre la soledad y el desánimo, y sobre las posibilidades de transformación de la realidad por parte de empresas tanto individuales como colectivas.